Mis lápices acuarelables favoritos y el uso que les doy
Mis lápices acuarelables favoritos son los Supracolor de Caran d’Ache porque pigmentan muy bien, y en concreto los que vienen en la edición de caja de madera, es que me gusta hasta los cierres de la caja.
Hay unas cuantas marcas de lápices acuarelables que incluso sin ser de calidad artística o profesional también funcionan muy bien.
Son muy interesantes los que pueden comprarse sueltos, porque por poco dinero te puedes hacer con los colores que realmente necesitas.
Yo los utilizo para hacer detalles pequeños, por eso me gusta tenerlos siempre bien afilados para que justamente la punta me ayude a trabajar con precisión.
Como siempre, recomiendo que os hagáis un muestrario de colores para ver el resultado cuando el pigmento está seco, y como queda al secarse después de haberlo activado con agua (suele cambiar bastante y ser más intenso el color una vez activado). De esta forma no solo le sacamos partido a su función acuarelable, sino que también los podremos utilizar en seco sabiendo el color exacto que obtendremos sobre el papel.
El papel de acuarela, al igual que con la acuarela convencional, afecta al resultado que obtenemos con los lápices acuarelables. Cuanto más grano tiene el papel, más textura tendrán los trazos.

Formas de utilizar
Tenemos dos formas de utilizarlos, como un lápiz de color convencional o como un godet o barra de acuarela sólida.
Si lo aplicamos como un lápiz convencional nos podemos valer de las mismas técnicas, como la forma y ángulo para cogerlo o la presión que ejercemos con el lápiz sobre el papel para obtener distintas intensidades
Con los lápices acuarelables podemos hacer no solo bloques sólidos de color sino también, muy fácilmente, degradados de uno o varios colores.
Mi recomendación es empezar aplicando con poca presión, activar el pigmento con agua e ir trabajando a partir de ahí. Ya que al igual que con la acuarela convencional una vez seco es difícil remover el color.
Y puesto que se puede utilizar muy bien en húmedo sobre húmedo, nos permite añadir más intensidad en una misma capa.
También dependiendo si la superficie está seca, húmeda, semi seca, etc. conseguiremos diferentes texturas. Y podemos escoger si queremos que esas texturas destaquen más (no diluyéndolas ni integrándolas con agua), o dejar que las texturas se vean.
Hay que tener en cuenta que al aplicarlo en forma de trazo, aunque lo podemos degradar, siempre tiende a quedarse alguna marca del lápiz en el papel. Y además logicamente el pigmento no se expande tanto en el agua como cuando trabajamos con acuarela diluida.

Para utilizar los lápices acuarelables como una barra o godet, lo que hacemos es activar el pigmento directamente en la mina del lápiz con un pincel húmedo y llevarlo al papel.

En definitiva, para trabajar en grandes superficies no lo veo muy práctico, sin embargo para pequeños detalles, el hecho de poder utilizarlos con la precisión de una punta afilada de lápiz, y a la vez poder integrarlo en el resto de la acuarela humedeciendo el pigmento, me parece fantástico.
Esta es para mí la gran ventaja de los lápices acuarelables.
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